Los discos SSD (Solid State Drive) siguen siendo una opción excelente para quienes buscan mejorar el rendimiento de sus equipos, incluso en un mercado donde los discos M.2 han ganado terreno. Aunque los M.2 ofrecen velocidades superiores gracias a su conexión directa a la placa base mediante PCIe, los SSD continúan destacándose por su versatilidad, facilidad de instalación y compatibilidad universal con prácticamente cualquier dispositivo.
La principal ventaja de los SSD radica en su capacidad para acelerar significativamente el rendimiento de ordenadores y portátiles. Ofrecen tiempos de arranque del sistema operativo mucho más rápidos, reducen los tiempos de carga de aplicaciones y mejoran la experiencia general del usuario. Además, son ideales para quienes buscan una actualización rápida en equipos más antiguos que no soportan M.2, ya que se conectan mediante el puerto SATA, presente en casi todos los dispositivos.
Si bien los M.2 son ligeramente superiores en términos de velocidad, los SSD aún son la opción más práctica para muchas aplicaciones. Por ejemplo, son perfectos para almacenar juegos, archivos multimedia y programas sin necesidad de alcanzar velocidades extremas. Además, algunos usuarios prefieren combinar un SSD para almacenamiento principal y un M.2 para tareas más exigentes, maximizando así la eficiencia.
En resumen, los discos SSD ofrecen un equilibrio perfecto entre rendimiento, compatibilidad y simplicidad, siendo una elección confiable para cualquier configuración.